17 de noviembre de 2012

"... A veces cuando vengo para acá, me siento en la estación de Chacarita y observo, pienso. Los trenes pasan poco tiempo en la estación. Los peatones que no van rápido sólo alcanzan a ver como las compuertas automáticas se cierran y ese silbido metálico que sale de la nada anuncia que el tren se va, que el tren se va. Yo veo las caras de toda esa gente, ¡todos piensan lo mismo! "la puta que me parió". Miran el reloj, miran el cielo, miran a ambos lados de la vía, vuelven a mirar el reloj y piensan en cada acción que hicieron previamente al momento en donde perdieron un minuto de más. Claro, mientras uno maldice su vida, al conocido que te encontraste en medio de la calle y no podías sacarte de encima o a esa película que no terminaba más y tuviste que apagarla sin conocer el final, llega otro tren. Y te subís y te olvidás que en realidad el mal humor que tenes ahora es por culpa de haber perdido el primero. Uno nunca piensa que siempre habrá otro tren. No es que la línea San Martín tiene sólo un coche y planea que todo Buenos Aires tenga suficiente con ese. Todos los trenes se van para llegar a la terminal, dar la vuelta y volver a pasar por la misma estación en dónde lo habías perdido alguna vez. Pero uno nunca está ahí para presenciar al mismo tren porque ya abandonó la estación mucho tiempo antes... "

2 comentarios:

  1. Lo mejor siempre es avanzar y si en un tren no se pudo, pues será en el siguiente ^^

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  2. A veces no es el tren que pensamos. Es otro mejor.

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