24 de octubre de 2012

C'est

 ¿Y qué si tan sólo fuéramos pequeños puntos en el espacio? ¿Insignificantes personajes dentro de una dramaturgia gigantesca? Si viviéramos dentro de la mente retorcida de algún brillante escritor y un grupo de actores aficionados se propondría representarla, luego de que nosotros post mortem abandonásemos el escenario para dejar lugar a que representen nuestro papel.
Al soltar el alma y dejar que otro atraviese tu cuerpo, lo primero que un actor se pregunta es quién es y qué quiere aquél personaje. Cuál es su objetivo. Qué está buscando y hacia dónde va. Representar a otro es mil veces más sencillo que quitarse la máscara que protege nuestra verdadera esencia y pararse frente a decenas de ojos críticos que, ayudándote o no a crecer, destruyen tu pequeña construcción. Criticar es más sencillo que defender.

El cenital emite tanta luz que te obliga a entrecerrar los ojos. Y allí, con paso tímido avanzas hasta el proscenio. Entregas todo lo que podes entregar, sos todo lo que podes ser, brillas únicamente como vos lo haces pero en un instante todo se detiene. El público parece congelarse en sus butacas posibilitando el diálogo interno. La jovencita de amarillo promete sonreír hasta la eteridad, la anciana de primera fila se congela en pleno estornudo y el muchacho sentado junto a ella ha sido detenido con una mueca espantosa. Y vos no sabes hacia dónde vas ni qué estas buscando. Ni siquiera te percataste que tenías que pensar en un "objetivo" o en algo que entregue clímax a la representación... ¿qué es lo que queres, entonces? Aún así, lo peor de todo no te permitis aceptarlo, pero en tu fuero interno lo sospechas: no tenes idea de quién sos. Si después de todo... todo lo que está pasándote en plena función está siendo improvisado. El libreto cambia a cada instante, ¿cómo es que nadie se atreve a pensar que podrás saber qué decisión y rol aceptar en cada situación que se te presente enfrente? 
Con las manos fuera del fuego opinar y suponer es incluso divertido, pero cuando cualquier piedra se mete en nuestro camino las cosas adquieren otro color y ni uno mismo sabe cómo va a reaccionar ante eso. 
No hay preguntas que responder, no hay nada que decir. Todo está en constante movimiento. 

1 comentario: