26 de febrero de 2012

Película independiente

La luz llamó su atención. Dirigió su mirada al oscuro firmamento en el momento preciso en que el rayo dividía el paraíso. Cerró los ojos asustada y buscó su abrazo:
— La luz viaja más rápido que el sonido.- murmuró él en su oido, encendiendo su piel helada.— Detesto la lluvia.
Ella le preguntó la razón.
— No puedo fumar, ¿notaste lo dificil que se vuelve? La humedad en el aire impregna el cigarrillo hasta el punto de imposibilitar mi vicio, pero a la vez... debo admitir que me agrada. Suelo fumar tranquilo en el recibidor, recostado en el sofá y luego salir a la calle, sin motivo alguno. Cuando llueve la gente se vuelve extraña, ¿sabes? es como ver una película, el paisaje es simplemente maravilloso, el cielo llora y hay millones de personajes: la pareja cliché que se besa apasionadamente bajo el aguacero, los abuelos con sus paraguas de generaciones pasadas robados directamente de algún film antiguo, las jóvenes escandalizadas porque la lluvia diluye su maquillaje, las almas en pena que disfrutan empapándose de lágrimas que no terminan de comprender si son suyas o si han caído del cielo, las niñas disfrutando de los charcos, con sus botas de lluvia enfundadas hasta la rodilla y un vestido intocable con su lazo anudado con un moño detrás, combinado a la perfección con el paraguas pintado de mil sonrisas. Simplemente... es una película independiente a la que nadie presta la suficiente atención.
La muchacha sonrió.
— Olvidas los extras: las millones de personas corriendo, huyendo, escapándo siempre de ese algo que las almas en pena jamás decifraremos mientras estamos en nuestro climax.

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