Gracias a las luces de la ciudad, logré comprenderlo.
El tiempo se devora las vidas como si fuese su plato favorito. Pero ¿porqué no? Si puede devorar vidas, puede devorar dolor.
Luego de tanto odiar el reloj de arena y las mil pesadillas que abarrotaban mi mente sin dejarme dormir logré entender que no será para siempre. El dolor pasará. Ya llegarán tiempos mejores.
Nuestras existencia es efímera, tal como las luces que irrumpen la misteriosa inocencia de la oscuridad, y así lo serán nuestro dolor, nuestras dichas y toda la miseria que abracen nuestra estadía.
pintó el optimismooooo, me encantó carito
ResponderBorrar¡Hola Caroline! Has escrito un texto fantástico y muy cierto.
ResponderBorrar"Nuestras existencia es efímera, tal como las luces que irrumpen la misteriosa inocencia de la oscuridad"
Wow! De verdad, me dejas sin palabras
muy buen blog, me encanto la foto de esta entrada!!
ResponderBorrarTe invito a pasar por el mio. Un blog para levantar los animos!!
http://elblogdebrina.blogspot.com
Que estes bien!!
Hola, gracias por tu comentario.
ResponderBorrarDe verdad que me gusta mucho tu blog, y este relato tuyo me encanta, ese último parrafo esta lleno de pura verdad, concuerdo totalmente con eso, y creo que de vez en cuando debemos albergar un poco de optimismo a pesar de los tiempos que nos rodean, hacen falta pensamientos asi.
Saludos! :)