23 de noviembre de 2010

Un final hermoso.

Duras serán tus palabras, lo sé: porque aunque tu voz no haya roto aún el sosiego del viento, confió en mi perspicacia de que ésta anunciara nada más que el fin.
Por favor, sé que acabarás conmigo, que nada te hará cambiar de opinión y que no existe solución alguna, entonces concedeme un último deseo: déjame elegir el modo en el que debo morir. No, llamémoslo suicidio. Porque yo deseo morir si a ti mi vida te es insignificante.
Oh por favor, hazlo rápido pero de un modo estético. Mátame como si dibujases, deja mi vida en las manos de la danza entre tus dedos y la carbonilla: dibuja con movimientos ligeros en un papel mi destino y dolerá menos, porque así lo quiero. Hazlo rápido así pronto te olvido.
Recházame con poesía que de ese modo, el dolor se oculta en un manto de rosas. ¡Duele del mismo modo pero es más bello de esta manera! Miente si en realidad me has amado y es otra tu causa, utiliza palabras sutiles y profundas, dime que me has olvidado y que jamás me has amado: hagamos de esto un gran drama; busca metáforas, comparaciones, ¡compara tu espada y mi corazón con la pólvora y el fuego, que en tan pronto se unan su final será explosivo!
Cierto, mátame con espadas, porque las armas de fuego poco poéticas son y debido a que mi final no será feliz, pido al cielo un final hermoso, como mi vida que así lo ha sido.

2 comentarios:

  1. Muy expresivo (:
    Tratas el dolor del amor de una forma poética y esas formas de suicidio son... son envolventes y no parecen un trágico final. Me ha gustado mucho (:

    ¡Un beso!

    ResponderBorrar
  2. me encantó, ya te habré dicho mil veces que escribis demasiado bien n.n ajajamil gracias por pasar :) beso

    ResponderBorrar