11 de diciembre de 2010

Reaccion quimica

Percebe dormía en el centro de mi corazón.
Fue una reacción química: la noticia reacciono —como lo hace el hielo seco con el agua provocando espuma— con mi monstruo interior y explotó. Pero, a cambio de provocar una mezcla burbujeante provocó el caos. La bestia despertó malhumorada, le irritó estar encerrada y buscó una manera de escapar.
Rasguño mi carne, mi piel, mis músculos buscando un hueco. Me ocasionó una hemorragia interna. La sangre chorreaba a borbotones desde dentro de mi corazón y la bestia, empapada en ésta, continuaba buscando la salida; no le importó lastimarme o ocasionarme algún problema.
Cuando escapó me transformé. Grité. Grité y lloré, destrozé cada almohada que tenía a mi alcance con los dientes. Pateé las paredes, ahorqué un muñeco de peluche. Continué llorando, llorando a mares. Inundé mi corazón y luego, éste se ahogó. La adrenalina tomó su lugar, velozmente pereció y comencé a llorar, pero esta vez de tristeza y no por furia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario